"Todo juego significa algo" Huizinga, J
Durante años el juego simbólico ocupó capítulos y capítulos de la bibliografía especializada de Educación Infantil. Desde hace algún tiempo parece que ha caído en el olvido y aunque nadie cuestiona que en la infancia se juega, ni la importancia que el juego tiene en el desarrollo de los niños y niñas, la realidad es que actualmente existen poca propuestas educativas que lo incluyan entre sus prioridades. Como nos dice Vicenc Arnáiz en el prólogo, al juego simbólico "se le ha dejado entrar en la escuela", pero no hay unos planteamientos educativos y estructurados con respecto a él, poco más que unos espacios y algunos materiales.
Este estupendo libro de Ángeles Ruiz de Velasco y Javier Abad viene a cubrir ese hueco y nos ofrece no solo una revisión teórica del concepto de juego simbólico con referencias a los autores que más lo han estudiado sino, sobre todo, una serie de propuestas y recursos en torno a él muy interesantes, con una visión muy novedosa ligada a conceptos de arte contemporáneo como son las instalaciones y la creación de espacios-juego como contextos de simbolización.
En el libro se van recorriendo en los capítulos diferentes aspectos que conforman la propuesta de estos autores. Comienzan con un capítulo sobre la formación del símbolo, el concepto de símbolo, el origen etimológico de la palabra, sus carácterísticas tales como su relación con la realidad externa y a la vez con el incosnciente del individuo, su origen biológico, la capacidad humana para comunicarse a través de ellos, la importancia de los otros y de la acción en el desarrollo de la capacidad simbólica.
En el segundo capítulo, El juego presimbólico, los autores nos muestran los juegos anteriores al periodo simbólico y que tan bien ha descrito Aucouturier. En ellos el cuerpo es el principal medio de expresión y las acciones que desarrolla con los objetos y el espacio son la manera de elaborar la separación de las figuras de apego y la ausencia sin conflictos. Jugar a esconderse, a envolverse,a destruir, a caerse y levantarse, a llenar y vaciar son ejemplos de acciones que niños y niñas realizan de forma universal y que expresan la vivencia de unión y separación " El juego presimbólico aparece cuando hay una carencia que se llena jugando" ( pag 53). La propuesta que nos hacen es una instalación llena de cajas de diferentes tamaños y formas que invitan a explorar y a crear.
La simbología del juego es el tema del capítulo tercero: el deseo de hacerse mayor, el miedo, el ser otro sin dejar de ser uno mismo. El juego de la casita en el que puede adoptar diferentes roles y recrear situaciones adquiere un significado especial puesto que la casa, como dice Heidegger, es una extensión de la persona y también por lo que representa en cuanto a espacio habitado, a los límites, al sentido de pertenencia. La observación e interpretación de las casas construidas por los niños en sus juegos y de las actitudes y acciones de ellos con respecto a las mismas nos dan mucha información acerca de su vida interna y nos permiten intervenir como educadores de forma respetuosa.
En los capítulos cuarto y quinto, El juego simbólico y Realidad y fantasía en el juego simbólico se centran en definir las características del mismo. Una de las principales, si no la fundamental es la naturaleza libre y voluntaria del juego, un juego que a su vez es una fuente de placer y que permite al niño o a la niña compensar o asimilar una realidad que a veces se torna difícil. Durante el juego no existe el error, nada es inamovible y sí provisional y susceptible de ser mejorado, cambiado o destruido si es el caso. En el juego todo puede volver a empezar y no existe el miedo a equivocarse. Se convierte así en un medio para poder explorar, para aventurarse y crear. Por otra parte, en el juego simbólico, el límite entre fantasia y realidad es difuso y el niño pasa de una a otra con frecuencia.
" Cuando un niño entra en un espacio de juego, accede a una realidad paralela que se construye por medio de la actividad simbólica" ( pag 150), esta sería la esencia del siguiente capítulo, Espacios para el juego simbólico en el que los autores nos ofrecen propuestas muy atractivas para la configuración de espacios de juego, algunas de ellas inspiradas en el arte contemporáneo. A partir de diferentes espacios simbólicos como pueden ser el círculo, la espiral, el laberinto, la casa, la selva... crean situaciones en las que invitan a los niños a jugar, explorar, encontrarse
Por último , en los dos últimos capítulos Contextos de simbolización 0-3, 3-6 se muestran diferentes experiencias de juego realizadas en escuelas infantiles de o-3 y de 3-6 a partir de las propuestas de espacios o contextos de simbolización como los llaman los autores. Con estas propuestas lúdicas pretenden favorecer tanto la aparición de juegos presimbólicos en el caso de alumnos del 0-3 como del juego simbólico con los más mayores. En todas predomina la belleza y el uso de objetos que dan pie a múltiples acciones y en todas es fundamental la actitud de escucha, respeto, confianza y empatía hacia las niñas y niños y sus manifestaciones simbólicas .
Un libro magnífico que despierta las ganas de experimentar y de seguir aprendiendo sobre el tema.
Tomo prestada de él una cita de Bruner que resume y justifica la necesidad de seguir propiciando con propuestas de calidad el juego en la escuela.
"... un juego más elaborado, más rico y prolongado da lugar a que crezcan seres humanos más completos que los que se desarrollan en medio de un juego empobrecido, cambiante y aburrido"